Amigos de la Historia Najerillense le pide a la Administración competente que no se lleven a cabo las obras planificadas en el Paseo.

NÁJERA: ¿PERSISTIR EN EL ERROR?

Al hilo de la triste actualidad por las gravísimas consecuencias de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que recientemente han sufrido varias regiones españolas, queremos exponer algunas consideraciones y dar traslado de las mismas a la opinión pública y a las autoridades que competa. Durante estos días mucho se ha escrito y hablado en todos los medios de comunicación, aparte de los efectos y daños, que todos sentimos profundamente, de los protocolos y las medidas de prevención que se han de seguir en el futuro, para evitar o mitigar los mismos en otros posibles acontecimientos climáticos. Entre otras muchas medidas preventivas -apuntadas por los científicos y urbanistas desde hace muchísimo tiempo-, lo acontecido en esta ocasión en el Levante deja de manifiesto que las Administraciones no pueden seguir eludiendo su obligación de implementar un plan para, entre otras cosas, ir liberando las zonas inundables de los ríos de construcciones e instalaciones existentes. Qué decir de paralizar e impedir la ejecución de los proyectos constructivos, que, a pesar de todo, lamentablemente siguen planificándose y ejecutándose en la dirección opuesta a las recomendaciones citadas. Aunque titulamos estas consideraciones con un interrogante en singular, deberíamos hablar de errores, en plural. Pero no vamos a enumerar aquí todas y cada una de las instalaciones y construcciones, la mayor parte públicas y algunas privadas, que existen en zonas inundables, tanto de la margen izquierda como de la margen derecha del Río Najerilla, a su paso por Nájera. Sólo diremos que algunas de las mismas son de construcción relativamente reciente. En Nájera actualmente se está tramitando un proyecto de nuevas instalaciones deportivas, campo de fútbol incluido, en la margen derecha del Río, en un espacio que, aunque en la actualidad carece de arbolado, siempre ha formado parte del llamado Paseo de San Julián, pero que es más que un paseo urbano, como queda claro en la especial protección que tiene en el PGOU. Como bien sabemos los vecinos de Nájera, este Paseo ha sido menguado a lo largo de los años con excusas peregrinas, para en cada momento justificar la construcción de tal o cual nueva instalación. Diversos redactores del Plan General de Ordenamiento Urbano de Nájera, han venido a coincidir en la sugerencia de que dicho Paseo, que se extiende desde el monolito de San Fernando hasta el paraje denominado de San Julián, debería tener su continuidad también a lo largo de ambas márgenes del Río, hacia el Sur y hacia el Norte, lo que constituiría un formidable espacio natural para disfrute de propios y extraños y una riqueza del municipio. Pero desde hace unos 50 años, se ha venido haciendo todo lo contrario, utilizando estos espacios para todo tipo de infraestructuras. Queremos dejar claro que nosotros también somos partidarios de las mejores instalaciones deportivas para la ciudad, el mejor campo de fútbol para que entrenen nuestros niños y jóvenes. Pero no a cualquier precio, como casi siempre se ha hecho en Nájera con otras muchas cosas, a costa de ir comiéndonos el Paseo y los espacios de las márgenes del Río, que son zonas inundables. Cabría reflexionar también aquí, aparte de los espacios que se cercenarían al Paseo para las nuevas instalaciones, sobre la dinámica que se generaría de movimiento de vehículos, ruidos, necesidad de estructuras complementarias, etc., que terminarían, ya por fin y definitivamente, con la tranquilidad necesaria de las personas que lo pasean, ancianos, personas de todas las edades, y con el propio Paseo. Resulta llamativo que en los años 50 del siglo pasado, siendo alcalde D. Hipólito Loyola, se gestionó la compra para el municipio de numerosos terrenos en la zona alta de Nájera que sirvieron para la construcción de los Centros de Primaria y Secundaria, de viviendas sociales, de un parque, de un polideportivo. Mientras que desde entonces prácticamente no se ha incorporado nuevo suelo al patrimonio municipal. Ante la falta de iniciativas similares, lo que si se ha venido haciendo paulatinamente, es rellenar con escombros las antiguas zonas inundables en ambas márgenes, donde el Najerilla se expandía durante las crecidas, para posteriormente proceder a la construcción de diversas instalaciones en lo que es el Dominio Público Hidráulico. Estamos seguros que existen alternativas para situar los nuevos campos de fútbol o las instalaciones deportivas previstas. Por sólo citar alguna, los terrenos del antiguo Silo del SENPA y adyacentes o la explanada junto a la calle Canalón. No parece adecuado dilapidar poco a poco el Paseo. Nájera, entre muchas otras cosas, necesita preservar el medio natural privilegiado de que dispone, legado de nuestros antepasados, entorno envidiable para el buen vivir de sus ciudadanos. Al contrario, deberíamos engrandecerlo para que se convirtiera en un valor más en el abanico de nuestra oferta turística. Muchas ciudades están ofreciendo rutas, paseos naturales y espacios verdes, todo ello demandado por un turismo de calidad. Recordamos nuestra propuesta de hace años de un circuito circular peatonal, uniendo las dos márgenes por una pasarela a la altura de la chopera del tordo en la desembocadura de Río Cordovín o en otra ubicación posible. Amigos de la Historia, a lo largo de los años, en reiteradas ocasiones, ha defendido el Paseo, por entender que forma parte del Patrimonio vital de Nájera. Por todo lo anterior, solicitamos a la Administración competente (local, autonómica, hidráulica), que no se lleven a efecto las construcciones planificadas, en el Paseo de San Julián de Nájera. Por último, queremos recordar que la dinámica fluvial del Najerilla, sin duda, traerá crecidas insospechadas, como siempre lo ha hecho y cada vez con más frecuencia, como avisan los científicos. La existencia del Pantano de Mansilla, en el que muchos fían la suerte del Río, no es suficiente garantía ante las grandes avenidas, ya que más del 80% de la cuenca vierte por debajo de la presa. Los valles y barrancos que bajan de la sierra son muy numerosos. Nuestra vida es muy corta, pero el Río lleva ahí millones de años y, cuando quiera, bajará de nuevo con las escrituras bajo el brazo.