En la calle San Fernando,
a la altura del número 33 ó 35, donde más se estrecha la acera, hay un agujero
en el que cabe el pie de una persona fácilmente, con una profundidad de unos 40
centímetros. Precisamente ahí, los que caminan hacia Samaniego tienen que
bajarse para que puedan pasar los que van hacia el puente de piedra, con el
peligro, no solo de romperse la pierna, si tiene la desgracia de meterla, sino
de ser, después, atropellados por un coche. Así que, a ver si lo solucionan
antes de que ocurra algún percance.