Las golondrinas de
Nájera se concentraron la semana pasada para migrar juntas hacia Sudáfrica
-unos 11.500 kilómetros de vuelo-, afrontando todo tipo de peligros: tendidos
eléctricos, caza, grandes extensiones de cultivos de agricultura intensiva
regados con pesticidas y hábitats alterados o degradados. El riesgo es tan alto
que una importante proporción de las aves migratorias de pequeño tamaño, como las
golondrinas, no sobreviven a su primer viaje. Este viaje hacia sus cuarteles de invierno lo emprenden a
finales de verano e inicio del otoño, cuando han terminado de criar y han
acumulado reservas de grasa, y retornan de nuevo a sus áreas de cría, en primavera
o verano. ¡Feliz y venturoso viaje, Amigas mías! ¡Nos vemos el próximo año!