El
día 18 de Septiembre, “día de las paellas”, es el más largo y hermoso de todos
desde hace casi medio siglo. Es un día popular, donde los najerinos y
forasteros, para pasárselo bien, no precisan de misas, procesiones y políticos.
Desde muy temprano, el pueblo entero se echa a la calle a comprar los productos
necesarios para condimentar la paella; se dirigen a la reducida explanada del
Paseo, y, tras encender el fuego, entre lingotazo y lingotazo de vino, van
preparando la paella con mimo, unos por libre, y otros dentro del concurso. A
mediodía, cuando en todas las casas najerinas han dejado hecha la paella, los
mayores van desfilando hacía la explanada desde todos los barrios, a disfrutar
de este espectáculo tan genuino. Después, unos con la que han hecho ellos mismos, y otros con
la que hace el Ayuntamiento, se disponen a dar buena cuenta de ella en las
riberas del río Najerilla, en bodegas, en bajeras y chamizos. Cuando ya están
bien puestos, unos se van a seguir la juerga en la plaza de toros, y otros en
bares y chamizos. Finalmente, se dirigen en tropel a los bares que se
encuentran abiertos, a seguir bebiendo y disfrutando hasta que el cuerpo
aguante. Y yo me pregunto, si el “día de las paellas” es el más popular,
concurrido y hermoso, ¿por qué no es festivo?