Aunque
todo hacía presagiar que la lluvia iba a chafarnos la fiesta, ayer disfrutamos
de un San Juan como los de antes. La jornada comenzó con la llegada masiva de
jóvenes de Logroño, a pasar el día en el yerbín de la ribera derecha del río
Najerilla, y el encendido de centenares de gavillas de sarmientos para asar las
sabrosas chuletas. El cielo estaba nublado, pero la temperatura era muy buena. Por
la tarde, después de dar alrededor del quiosco las tres ansiadas Vueltas,
Músicos y sanjuaneros nos encaminamos hacia la Plaza de España, permaneciendo
impertérritos ante la lluvia que comenzó a caer justo cuando partíamos. La cosa
no fue a más, y el número de sanjuaneros fue creciendo porque, además de
incorporarse este año un buen número de jóvenes del botellón, la temperatura
era perfecta para danzar y bailar sin sudar demasiado las camisetas. Después de
casi tres horas de divina algazara, sanjuaneros y Músicos llegamos a la Plaza,
donde estos últimos, con la generosidad que les caracteriza, nos tocaron de
nuevo las tres Vueltas, y otras coplas de propina, terminando a las 17’20 horas
la juerga. Poco después, la Peña Juventud realizó un animado pasacalle, como
los que nos hacían “Los del Té de las 5” y “Los que no se rinden” en los
sanjuanes de antes, hasta llegar a La Fábrica, donde se sumaron tantos jóvenes,
que hicieron imposible seguir recorriendo las calles. Después de este alegre
pasacalle, seguimos la juerga por los disco-bares, hasta bien entrada la noche.
A esto hay que añadirle que nos reencontramos con muchos familiares que viven
fuera y este año vinieron a dar las Vueltas, que los najerinos sacamos lo mejor
que llevamos dentro, y que el comportamiento de los Músicos fue de diez. ¿Puede
pedírsele más a esta bendita fiesta?