Ya basta de ruegos, consejos y buenas palabras para que esta farisea de
alcaldesa que nos ha tocado en suerte sufrir deje de tratar a los temporeros
como a perros. La verdadera caridad -para mí es justicia- se demuestra con esta
pobre gente que tiene que buscarse la vida como sea para poder llevarles algo
de dinero a sus hambrientas familias, que se encuentran a miles de kilómetros
de Nájera, y no entregándole un jarrón de flores a la Virgen, que ninguna falta
le hace, o un cheque de lo recaudado en las degustaciones de la Feria a
Cáritas, previo aviso a la prensa, para que la inmortalice como a una magnánima alcaldesa. Lo que de verdad necesita esta pobre gente es un sitio donde dormir
bajo techo, asearse con dignidad, y poder dejar sus míseras, y sin embargo,
valiosísimas maletas. Lo demás, afortunadamente hay voluntarios y anónimos
najerinos que altruistamente se encargan de darles los alimentos necesarios
para la comida, y de hacerles y repartirles la cena, para que les resulte menos
duro dormir tirados en el suelo por cualquier esquina, teniendo como único
techo las estrellas. Me imagino que habrá visto usted hoy, mientras se paseaba
altanera con sus compañeros de partido por la Feria, que el soportal del Paseo,
el que se encuentra enfrente de la Estación de Autobuses, está llenísimo de
maletas. Aunque quizá no las haya visto, ya que a los de su calaña no les gusta
ver estas miserias. Jamás le he deseado mal a nadie. Pero me gustaría que se
viese usted así por unos días, en un lugar lleno de locales donde cobijarla
para hacerle algo más llevadera su vida, y que se los niegue una alcaldesa que
va con jarrones de flores, medallas y trajes de Cofradía, a Procesiones y a
Misas.