El sentido común se ha
impuesto en la calle Garrán, al dejarla expedita para que los repartidores
puedan cargar y descargar por las mañanas. El enfado de comerciantes y
repartidores vino producido porque, al estar realizando las obras de renovación
de la Plaza de la Cruz, y tener subidos los bolardos de la calle Garrán, tenían
que hacer grandes esfuerzos para poder realizar su trabajo. Hoy, por fin, el
sentido común se ha impuesto, y ha desaparecido el enfado generalizado.