De las cosas más sorprendentes que he leído
últimamente, la de la casa de la familia Urbina Villar se lleva la palma. No
solo no les avisan de que van a desprender parte de la gunita sobre su patio,
sino que después de denunciar aquí que además de destrozarle la tapia podían
haberles matado los dos perros que tienen allí, van y declaran que “tras caer parte de la gunita en una casa
abandonada, los operarios tuvieron que salvar a dos perros que se encontraban
en el patio”. ¡Con un par! En fin. Menos mal que la realidad es muy tozuda,
y, aunque me imagino que estos incompetentes que nos desgobiernan no les habrán
pedido perdón, por lo menos les han arreglado la tapia.