Hoy
se cumplen los cien días de cortesía que se le suelen dar -en esta legislatura
no les han dado ni diez- a los nuevos Ayuntamientos, y el balance, a mi
parecer, es muy positivo. Vaya por delante que les queda mucho que hacer y que aprender,
pero lo que han hecho en estos cien días ha sido muy importante. Nada más
constituirse el nuevo Ayuntamiento, el alcalde, Jonás Olarte Fernández y su
Equipo de Gobierno, han cogido al toro por los cuernos y han erradicado de un
plumazo todas las prebendas y privilegios de las que gozaban algunos najerinos.
Ya no hay ciudadanos de primera, segunda, tercera y cuarta como hasta ahora, y
el Ayuntamiento ha vuelto a ser lo que tiene que ser: ¡La casa del pueblo! Así,
a vuela pluma, puedo decir que el nuevo Equipo de Gobierno ha sentado las bases
del funcionamiento de las empresas relacionadas con el Ayuntamiento; ha
retirado el letrero del Albergue de la calle San Marcial; ha ordenado derribar
el ruinoso edificio de la calle Cantarranas; ha eliminado los aparcamientos que
había en el Monasterio de Santa María La Real; ha eliminado las carteleras
infames que recibían a nuestros visitantes; ha recuperado las zonas
ajardinadas; ha baldeado regularmente las calles; ha finalizado con la
persecución inmisericorde a la que ha estado sometida la Asociación Amigos de
la Historia Najerillense; ha tratado de solucionar el berenjenal que el
anterior Equipo de Gobierno tenía con los agricultores; ha atendido la mayoría
de las peticiones hechas por los vecinos; va a crear una mesa de trabajo para
sentar las bases de las futuras intervenciones que se tengan que hacer en el
río Najerilla a su paso por nuestra ciudad, en la que estén representados
agentes de la CHE y Medio Ambiente, ecologistas, pescadores y políticos; ha atendido
como Dios manda a los temporeros; está trabajando para mejorar la penosa
situación por la que están atravesando los más desfavorecidos; está en
permanente contacto con los vecinos… Como podéis ver -seguro que me dejo muchas
cosas-, tal y como he dicho al principio, el balance es positivo. Aunque sé a
ciencia cierta, que me van a llover comentarios adversos, porque algunos
najerinos no van a estar de acuerdo conmigo.
