El Diputado Nacional del
Partido Popular de La Rioja, Emilio del Río, denunció ayer que “la mentira es la
política permanente del tripartito que desgobierna Nájera”. “El tripartito no
ha ofrecido absolutamente nada nuevo para Nájera, porque está más preocupado de
sus sillones y de sus sueldos”. Que el señor Emilio del Río declare esto,
es, cuanto menos, vergonzoso. Y le diré por qué, señor del Río. Su partido ha tenido
durante doce años seguidos dos liberados y una alcaldesa con unos sueldos
astronómicos. Y para más inri, uno de los liberados estaba fuera de Nájera casi
la totalidad del tiempo -que le pagábamos los najerinos- haciendo política de
partido. Los que, según usted, “están preocupados
de sus sillones y de sus sueldos”, salvo el alcalde,
están sin cobrar un solo euro. Es más, alguno de ellos se pasa todo el día
enterito en el Ayuntamiento. En cuanto a “ofrecer algo
nuevo”, difícilmente pueden hacerlo, teniendo a los Gobiernos regional y
nacional en contra, y cortándoles el grifo. No son los nuevos
los que han dejado sin solucionar el problema de Peñaescalera, después de
dieciséis años gobernando. Ni los que han convertido en un corral de vacas un
lugar sagrado, repleto de yacimientos arqueológicos. Ni los que han sido incapaces
de adherirse a un Plan de Rehabilitación Integral de Cascos Históricos. Ni los
que han dejado las calles en un estado lamentable, y deshumanizado y hundido el
casco antiguo. Ni los que han permanecido impertérritos mientras se vaciaban
los polígonos y se cerraban fábricas y comercios. Ni los que se han pasado la
Normativa Vigente y las Leyes por el arco del triunfo. Ni los que han
abandonado a su suerte a los vecinos que viven debajo de las peñas de Malpica y
del Castillo. Ni los que han hecho que en Nájera haya hambre, más de mil
parados y casi cien hogares en los que no entra un solo euro. Ni los que han
privatizado el agua para seguir cobrando los sueldos de los liberados. Ni los que
han destrozado el Paseo construyendo edificios. Ni los que se han dejado hundir
la Casa de Cultura porque no la habían hecho ellos. Ni los que han contratado a
dedo a todo el mundo… Así que, por favor, señor del Río, cuando vaya a hablar
usted de mendaces y sinvergüenzas, acuérdese de los suyos.