Franquistas… ¡y orgullosos de serlo! Nuestros insolentes gobernantes no
solo sabían lo que hacían cuando homenajearon al general José María Fernández
Ladreda y Menéndez Valdés, sirviéndose
subterfugiamente de la Banda Municipal infantil, sino que ahora lo incluyen en
un díptico que con el título de “Nájera cuenta” han buzoneado por todo el pueblo,
como uno de sus logros más destacados. Este militar del que tan orgullosos se
sienten, durante la dictadura de Primo de Rivera ejerció como alcalde de
Oviedo, y en la II República ocupó un escaño en el Parlamento como diputado de
la CEDA. Fue beligerante como pocos contra la II República, y tras la guerra
civil, Franco le nombró ministro de Obras Públicas -1.945, 1.951- para desarrollar
esa política de piedra, cal y cemento que tanto le gustaba al régimen, dejando
que se murieran de hambre y de frío miles de presos republicanos mientras construían
los pantanos que tanto le gustaba inaugurar al Caudillo.