Anteayer se debería
haber levantado el imaginario telón de las “Crónicas”, dejando al descubierto el
evocador escenario por el que habrían pasado decenas de insignes personajes de
nuestro otrora glorioso reino, entre los que, como desde hace medio siglo, no
estarías tú. Y, sin embargo, desde tu entrega, tu humildad, tu generosidad y tu
infinito cariño por esta ciudad, siempre estuviste allí, lejos de los focos,
dispuesta a coser, zurcir, rematar, hacer cualquier apaño en el lujoso
vestuario. Y eso, mi cara amiga “Memen”, te hizo ser una mujer muy especial
para mí.