Triste estampa najerina. |
Han exclamado al unísono nuestros impíos pancarteros, cuando se han enterado de que ayer mismo partieron de nuestra ciudad los tres últimos temporeros negros. Y no es para menos. Ya que estamos en el umbral de la campaña electoral, y su infame proceder estaba despertando el mayor de los desprecios hacia ellos. Pero lo verdaderamente importante, más allá de intereses abyectos, es que gracias a un nutrido grupo de voluntarios najerinos, los temporeros han estado magníficamente atendidos, a pesar de no haber podido dormir bajo techo. Tanto es así, que, según me comentan, la participación ciudadana ha batido todos los récords. Ya que además de haberse incorporado a tan loable tarea cantidad de jóvenes de entre 15 y 22 años, han colaborado generosa y desinteresadamente, aportando dinero y alimentos, najerinos anónimos, tiendas, carnicerías y comercios. Comenzaron atendiendo a unos 80 temporeros, que en seguida se convirtieron en 100, 150, 200 y, algunos días, hasta 300, de Senegal y Malí, la mayoría de ellos, aunque también había marroquíes, dominicanos, italianos y brasileños. Se les daba de cenar caliente (dos enormes cazuelas de cocido todas las noches), y después, fruta y, si se podía, un vaso de leche. A medida que pasaban los días y avanzaba la vendimia, los temporeros que iban perdiendo la esperanza de ser contratados para vendimiar, fueron aceptando donaciones de los propios voluntarios, para poder irse a Zaragoza, Lérida, Huelva, Jaén, Madrid, Murcia y Almería, en busca de mejor suerte. Aunque, a decir verdad, esta medida no fue del agrado de todos. Sea como fuere, benditos seáis najerinos anónimos, y que Dios os premie por lo que habéis hecho.