El pasado martes, 1 de
Mayo, cuando regresábamos a casa a comer, nos dimos de bruces con un enjambre
de abejas en la barandilla del Puente de los Pescadores. Llamamos al 112, y nos
dijeron que inmediatamente enviaban a los Bomberos a que las retiraran, ya que,
según les indicamos, estaban al alcance de cualquier desalmado. No debemos
olvidar que la polinización es un proceso esencial para la reproducción de las
plantas y, por tanto, para el bienestar de los seres humanos. El uso de
determinados plaguicidas está ejerciendo un daño enorme sobre las poblaciones
de abejas y otros polinizadores. Resulta crucial conseguir la aplicación del
principio de precaución sobre estos productos y detener un deterioro que puede
tener consecuencias nefastas para el presente y el futuro. Si hay un proceso
fascinante en la Naturaleza, ese es la polinización. Mediante ella, las plantas
son fecundadas, permitiendo así su reproducción. En este proceso, las abejas
melíferas asumen una importancia destacada. Son unas de las más eficientes y,
además, han sido las principales protagonistas de una actividad humana
milenaria y, sin duda, una de las más sostenibles: la apicultura.