Cuando los anteriores gobernantes construyeron el “corral de
vacas” en el Alcázar, advertí que eso sólo iba a servir para que algunos
jovenzuelos se divirtieran lanzando desde las eras piedras y botellas. Y,
desgraciadamente, ha sido así. Hace unos días denuncié aquí mismo que una
cuadrilla de najerinos ha estado todo el verano lanzando piedras -algunas de
ellas del Alcázar- al camino y a las casas. Pero lo peor de todo, es que no
sólo siguen haciéndolo, sino que ahora las lanzan con tiragomas u hondas,
porque llegan hasta la Plaza del Mercado. Así las cosas, cabe preguntarles a
nuestros gobernantes que hasta cuándo van a permanecer impertérritos ante
estas “hazañas” tan peligrosas.