El pasado mes de Agosto
lo pasé con una mujer maravillosa que vino a veranear a Nájera. Esta
mujer tiene 93 años, se llama Violeta, y es mi suegra. Todas las mañanas,
después de ayudar un poco en casa y hacer la compra, me la llevaba a la alameda
que va desde el Puente de Piedra hasta la Residencia, a disfrutar de un saludable
paseo y de una reconfortante sombra, sentándonos, de cuando en cuando, en los
bancos que hay a lo largo del recorrido, en el césped desde el que se contempla
el río Najerilla. Hasta aquí, todo normal. La sorpresa -desagradable donde las
haya- llega cuando te sientas en los bancos a descansar y te despachan las
moscas que allí abundan, por haber colocado junto a los bancos las papeleras. Esta
alameda, sobre todo en los meses de estío, está concurridísima. Pero quienes
más la utilizan y disfrutan, son los ancianos de la Residencia. Es por ello
que, desde estas humildes líneas, pido que sean retiradas de los bancos, y se
coloquen a una prudencial distancia. Hacerlo no cuesta nada, y nuestros mayores
disfrutarán más y mejor de la última etapa de sus vidas.