Con más de sesenta años de retraso, los Reyes Magos me han traído lo que desde muy pequeñito les pedía año tras año. Y me lo han traído, además, con regalo. Yo siempre les pedía una coraza romana, y ellos me traían ropa interior y material escolar; pero hoy, a petición de mi bienamada hija Cristina, me han traído el equipamiento entero de romano, junto a una cigüeña, custodiando ambos mi adorado cascajo. ¡Nunca es tarde para que acierten los Reyes Magos!