Por si el deterioro del
monasterio de Santa María La Real no era ya lo suficientemente grave, allá por
los años 1985 y 1987, un tal Bellosillo, amigo íntimo, al parecer, del
Presidente del Gobierno, Felipe González Márquez, y desconocido total de los
najerinos, llegó a nuestra ciudad, sin el conocimiento del Ayuntamiento ni de
los Padres Franciscanos, a visitar la nave alta del Claustro de los Caballeros
para ver in situ dónde y cómo iba a llevar a cabo su “obra de arte”. -Obra de arte,
todo hay que decirlo, que hizo tambalearse todo el monasterio.- Una vez concluida
ésta, cuando se inauguró, ninguno de los allí presentes entendimos para qué
coño iba a servir aquello, ni cómo habían consentido meter allí toneladas de
hormigón con barandas y escaleras de hierro. Soslayando la polémica que se creó
ante tal despropósito, lo cierto es que dicha obra no gustó a nadie y estuvo
cerrada a cal y canto, con diez centímetros de polvo, hasta que la Escuela de
Patrimonio se hizo cargo de ella en el año 2003 ó 2004, para la creación de
aulas, gastándose en ello casi 600.000 euros.