El concejal de Cultura
del Ayuntamiento de Nájera, Julio Nájera González, fue reprobado en el Pleno
Ordinario celebrado anoche en nuestra ciudad por una inmensa mayoría de los
concejales, por su actitud y las manifestaciones en las redes
sociales, aunque él no escuchó nada de lo muchísimo que se le dijo, porque,
argumentando “que la moción no afectaba
ni fiscalizaba su labor de concejal ni sus actuaciones al frente de su
concejalía, y que por tanto invadía otros ámbitos de su esfera privada” -o algo
así-, abandonó el Salón de Plenos hasta que se votó la Moción de la
Agrupación de Electores de Alternativa Najerina. Dicha Moción fue aprobada por los 6 ediles del Partido Popular y los 2
de Cambia Nájera y Alternativa Najerina. El Alcalde, Jonás Olarte Fernández, la
primera teniente de alcalde, María José Bejarano Prieto, y el edil del PR+,
Enrique Acha, votaron en contra, y, finalmente, Juan Ignacio del Rey, compañero
de partido del reprobado, y miembro del Equipo de Gobierno, se abstuvo. Esto,
a pesar de lo que manifestaron sus compañeros durante el debate, es gravísimo.
Tanto, que, además de ser el primer concejal reprobado desde que se instauró en
nuestro país la democracia, si en política existieran la ética y la moral, Julio
Nájera González tendría que haber dimitido inmediatamente. Pero lo que más me
llamó la atención fue la actitud de María José Bejarano y de Enrique Acha, que,
lejos de intentar darle una mano de barniz al asunto, le espetaron a Jesús Niño
que, “si consideran que hay algo que va
contra la ley en lo que dice el concejal en las redes, denúncienlo ante la
Justicia.” ¡Con dos ovarios y dos cojones! Señores gobernantes. Ustedes parece
ser que siguen sin ser conscientes de que no están en el Ayuntamiento de Nájera
para calumniar, vejar, humillar, zaherir, injuriar y vilipendiar a los
najerinos -haciéndolo, aplaudiéndolo o consintiéndolo-, sino para administrar
lo mejor posible el dinero de nuestros impuestos, planificando y dignificando
nuestra ciudad, respetando y haciendo respetar la ley, y darnos ejemplo a los
ciudadanos de educación y respeto. ¡Enhorabuena,
pues, a todos los que con su voto -incluida la abstención de Juan Ignacio del
Rey- les dijeron “no con nuestro consentimiento”!