Ayer, sábado seis de
Julio, con un día increíblemente hermoso, más de doscientos cincuenta najerinos
acudimos a la Plaza de Navarra para asistir a la "II Excursión nocturna al
Castillo: historia y estrellas", organizada por los Amigos de la Historia
Najerillense. La cita fue a las nueve de la tarde, y, antes de comenzar la
excursión, Esther López Ojeda, Presidenta de dicha Asociación, nos explicó la
historia de las Plazas de España y de Navarra, así como la de sus desaparecidos
edificios. De ahí partimos hacia la punta del Castillo de la Mota, conociendo
por el camino la interesantísima historia del Alcázar, el Puente, la ermita, el
Cementerio, las distintas Iglesias y sus enclaves, las antiguas entradas a
Nájera, los Castillos, los nombres de sus moradores, sus desencuentros, y
las batallas que allí libraron entre ellos, a través de las magníficas e
interesantes explicaciones que Esther López Ojeda nos dio de un modo ameno y
sencillo, documentando sus palabras con magníficas fotografías y planos. Una de
las cosas que más les sorprendió a la mayoría de los asistentes fue la existencia del Puente que unía Malpica
con el Castillo, y la prohibición, que aún existe en nuestro Ayuntamiento, de
suicidarse arrojándose desde él al vacío. Después, una vez visitadas las
excavaciones del Alcázar, y escuchadas con muchísima atención sus
explicaciones, fuimos subiendo con gran alborozo hacia la cima del Castillo,
donde dimos buena cuenta de los bocadillos, después de habernos extasiado con
las maravillosas vistas que a esas horas ofrece ese lugar tan estratégico.
Terminada la cena, una vez anochecido, Víctor Lanchares, profesor de la UR de
matemáticas, y miembro de la Agrupación Astronómica de La Rioja, fue el
encargado de explicarnos la interesante historia de las estrellas, incluidas
leyendas y anécdotas, recorriendo todo el cielo por completo, dejando
asombrados a todos los que asistieron. Sobre todo a los niños. Al bajar hacia
la explanada de La Salera, donde Víctor tenía colocado el telescopio, se montó
una gran algarabía, ya que eso era algo novedoso, sobre todo para la
chiquillería. En esta ocasión nos quedamos casi todos (el año pasado nos
quedamos muy pocos, porque hacía mucho frío) y, al no haber ni una sola nube en el cielo, pudimos ver perfectamente
Saturno con sus anillos. A la una de la
noche, cuando yo me marché para casa (en mangas de camisa) aún quedaba allí un
montón de gente ansiosa por mirar por el telescopio. Y para terminar, he de deciros dos cosas: Que este año hemos
tenido unos excursionistas de excepción: los chicos y chicas que están
trabajando en la recuperación del maravilloso e importantísimo camino de Pasomalo, y que, a buen seguro, para la
inmensa mayoría de los que acudimos a la excursión, la del sábado seis de Julio, fue la noche más
hermosa. ¡Que se repita!