El puente de Semana Santa certificó la
defunción de Nájera. De nada sirvieron las Ferias del Mueble y la
Agroalimentaria, ni los actos paralelos: pinchos, tren, cine, espectáculos… ¡A
Nájera ya no viene nadie! Y de esto hay -entre otros- dos responsables: La
senadora Francisca Mendiola, y la alcaldesa Marta Martínez. No se puede
destruir chulesca y arbitrariamente el Patrimonio, la Historia, la Naturaleza,
la Memoria de un pueblo. Ni dilapidar el dinero que no se tiene en proyectos
ruinosos e innecesarios, mientras todas nuestras industrias cierran; se nos
muere el comercio; se hunde de asco el casco antiguo; nuestras calles y plazas
presentan un estado deplorable; decenas de ruinosos edificios parecen haber
sido bombardeados, y las entradas a nuestra ciudad invitan a pasar de largo.
-Con la guerra que dio nuestra senadora durante el mandato de José Luis
Rodríguez Zapatero con el desdoblamiento de la N-120.- Solo los pueblos
respetuosos con su pasado son masivamente visitados. Y si no, cualquiera que se
haya dado una vuelta por Ezcaray, Santo Domingo, Laguardia, Haro, habrá
comprobado que no cabía ni un alfiler. ¡Y sin ningún reclamo! Hace unos meses, a
petición del Grupo Municipal Socialista, se celebró en nuestro Ayuntamiento el
debate sobre el “Estado de la Ciudad”, y
nuestros autosuficientes gobernantes, con la alcaldesa a la cabeza,
despreciaron, no solo las propuestas meditadas y contrastadas con otros pueblos
como los mentados, sino a los mismos concejales socialistas, porque, según
dijeron: “Ellos no necesitan que ningún socialista les diga lo que tienen que
hacer, porque siempre van por delante”. ¡Y así nos va con semejantes botarates!