La Plaza de la Cruz, una de las más
coquetas de nuestra ciudad, la dejamos nosotros peatonal y llena de algarabía y
bullicio. Pero cuando entraron a “mandar” los que por fortuna han pasado a la
oposición, la convirtieron inmediatamente en un miserable aparcamiento de
coches, desterrando de allí a ancianos, a jóvenes y a niños. Como podéis ver en
las dos fotografías, el problema de esta recoleta Plaza no es solamente la
pieza suelta del banco corrido, sino la no peatonalización, y el
estrangulamiento que el Olmo está sufriendo desde hace demasiado tiempo.
Volverla a su ser es cuestión de voluntad política, y no de dinero. A ver si
tenemos suerte, pues, y se le da pronta solución, como a la arqueta del IES
Esteban Manuel de Villegas, al río regador de Chibirica, y a la infame
cartelera que hasta ahora nos ha estado avergonzando a najerinos y a forasteros.