La alcaldesa Marta Martínez y el concejal Diego Rodríguez, con
fotografía incluida junto al Alcázar -esta será la segunda vez que han estado
ahí en toda su vida- hicieron pública la urbanización de una de nuestras zonas
más sagradas. Los 120.000 euros que les
concedió el CEIP, de fondos europeos, no van a ir destinados -como debería ser-
a seguir con las excavaciones del Alcázar, sino a construir un corral de vacas.
Las obras, que comenzarán el próximo mes de Septiembre, consistirán en ampliar
el camino de subida al Alcázar, arreglando las escaleras; derribar los dos
edificios que quedan en pie, convirtiéndolos en “zona verde aterrazada”;
conservar -si es que no se caen antes- los muros antiguos, sustentados por
jardineras hechas con traviesas de ferrocarril; recuperar el muro defensivo con
una altura de dos metros; construir una escalera de acceso a la primera era, donde se hará un mirador hacia las
habitaciones y los retretes de las casas de la calle San Jaime, con paneles
informativos e iluminación, para que duerman mejor; construir otra escalera
de acceso a la era superior, y, finalmente, hacer allí otro mirador con paneles
informativos e iluminación, bancos -digo yo que también pondrán papeleras- y
una valla de protección hecha con postes de madera tratada, con certificación
medioambiental. O sea, lo que existe en
Lugar del Río para que los domingueros no entren con los coches a la explanada,
y no se escapen de allí las vacas.