Mientras en Madrid se
han gastado millones de euros intentando curar los Olmos de la grafiosis, en
Nájera, nuestros gobernantes, por medio de podas salvajes, están intentando que
se nos mueran medio centenar de Olmos de gran porte que, milagrosamente, jamás
sufrieron esta enfermedad que ha acabado con casi la totalidad de la especie.
Los Olmos han sido venerados durante siglos por los clásicos, y han formado
parte fundamental de la vida de nuestros
pueblos y ciudades. Aún hoy existen algunos pueblos que conservan en sus plazas
Olmos centenarios muy ajados, sujetados con maromas o alambres. Hace unos
meses, conversando con unos najerinos en la ribera del río, les comuniqué que el
fin último de nuestros gobernantes era eliminar la preciosa olmeda para plantar
en su lugar japónicas o árboles de pequeño porte. Y, desgraciadamente, merced a
la incultura reinante, ni el concejal de Medio Ambiente, ni el de Cultura, ni
el de Turismo, van a impedir este terrible dislate.