Tal y como vaticiné ayer, el día de San Pedro amaneció radiante, y el
astro sol calentó de lo lindo para que los najerinos la gozáramos como los
indios dando las Vueltas, cantando, bailando y bebiendo refrescantes cervezas.
En lo único que me equivoqué, y me alegro mucho de ello, (en realidad no fui
yo, sino quien me lo dijo), es en que iban a venir veintidós autobuses de
Logroño, llenos de jóvenes a hacer botellón a las riberas de nuestro fiero río
Najerilla. A diferencia del día de San Juan, las Vueltas se dieron de
maravilla; la peregrinación hacia la Calle Mayor fue rapidísima, y de la Calle
Mayor a la Plaza de España, aunque costó llegar (cosa absolutamente normal, por
otra parte), no hubo incidencia alguna, salvo el sano jolgorio de un pueblo
orgulloso de sus paganas fiestas. Los Músicos fueron respetados con escrupulosidad (alguno de
ellos aplaudió y todo a los sanjuaneros), y en la Plaza de
España disfrutamos del Viriato de propina, además de las tres Vueltas. A las
cinco de la tarde, una vez acabadas éstas, la inmensa mayoría de los que
estuvimos dándolas nos fuimos a la zona, donde lo pasamos en grande
sin que hubiera ni una sola pelea: Solo se registró un pequeño rifirrafe con una
cuadrilla forastera que había elegido este día para celebrar en Nájera una
despedida de soltero. Hoy, día de San Pedrito (el más hermoso y emotivo para
mí, por razones obvias), procederemos a enterrar en hermandad a la “Venancia”, dando las tres últimas Vueltas.
Espero que todo salga bien, y que a todos los najerinos, incluidos los Músicos,
nos quede un buen sabor de boca de estas hermosas fiestas. ¡Así sea!