Ayer se cayó un plátano del Paseo de San Julián, dejando de manifiesto lo que muchos sospechábamos: que están totalmente podridos por dentro. Y
esto no es casual. Es el resultado de una política medioambiental errónea,
salvaje y analfabeta llevada a cabo desde hace muchos años por políticos
iletrados. Nadie en su sano juicio puede poner de jardinero a un albañil, de
albañil a un electricista, de fontanero a un peón, de peón a un fontanero y de
recadero a un jardinero. Y esto se ha hecho aquí de un modo canallesco. Y se ha
hecho porque en este país ningún político es responsable de sus actos cuando
abandona su cargo. Si ahora mismo nos quedáramos sin Paseo, nadie pagaría por
ello. En Nájera tenemos un jardinero titulado al que los políticos deberían
hacerle caso. Y en la Comunidad Autónoma de La Rioja tenemos Biólogos
Ingenieros de Montes, y otros Técnicos, deseosos de ayudarnos. Pero aquí impera
la soberbia. El ordeno y mando. Y así nos va con el Paseo de San Julián, con el
río Najerilla, con el Patrimonio… y con todo lo que tocamos.