El fresco que el artista najerino, Antonio
Ballesteros, pintó en la fachada del Cinema Club, representa el pecado
original, según nos lo explicaron en la Escuela. Se compone de dos escenas
centrales de Adán y Eva: una, la de la parte izquierda, en el Paraíso terrenal,
y la otra, la de la parte derecha, fuera de él, representada por el trabajo:
“Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, y por el nacimiento de Caín:
“Parirás a tus hijos con dolor”. A cada uno de los lados del fresco se
encuentra uno de sus dos primeros hijos, Caín y Abel. El resto lo componen
serafines y genios de la música, asentados sobre cuatro columnas.
Desgraciadamente, desconozco si el fresco fue concebido por Antonio
Ballesteros, o por el arquitecto que diseñó el Cine. Nadie tiene constancia de
esto. No obstante, si no fue concebido por nuestro convecino, creo que, como
todo artista, en toda época, se permitió alguna licencia. Yo he visto muchas
representaciones del pecado original, y en ninguna de ellas existen músicos.
Esto puede significar dos cosas: una, que estén ahí porque iba a dedicarse a
Baile la parte de arriba, y otra, porque nuestro artista se negara a resignarse
a vivir -y hacernos vivir- “gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”. Si
miráis -sin ampliar- la imagen en la que están fuera del Paraíso, o Jardín del
Edén, parece que Adán amenace con la hoz, con la que siega el trigo, a la serpiente que le hizo comerse la manzana, representada por la nube blanca que se
cuela por la rama baja del árbol prohibido. Seguro que examinando
exhaustivamente el fresco, encontraríamos alguna impronta más del artista
najerino. Pero eso queda ya para otro artículo.