El Ayuntamiento de Nájera sigue despreciando la penosa
realidad que sufren a diario las personas con movilidad reducida. Más concretamente
la de quienes las pasean por las intransitables calles y aceras de esta
maltratada ciudad. En la fotografía de la entrada he omitido poner mi nombre
para que se vea mejor la dificultad que los adoquines del paso de peatones que
divide en dos el Paseo de San Julián representan para estos hombres y mujeres.
Son numerosas las veces que las ruedas de sillas y cochecitos de bebés se
quedan atrapadas entre las hendiduras, poniendo a unos y otros en serio
peligro. ¿Tanto cuesta igualar un tramo de un metro de anchura?