A estas dos preciosas fotografías
de Wichita (y pensar que hubo una época en la que casi todos mis amigos vivieron
allí), podríamos añadirles la del Silo, con su flamante antena de telefonía
móvil; la del cartel de “Cerrar la puerta, hay ratas en la calle”; la de la
remolachera, y la del casetón, las torres y cables de alta tensión rodeando la
guardería. Y ninguna de ellas
desentonaría. Y sin embargo, cada cuatro años, por increíble que os parezca, nuestra proba alcaldesa sube allí a
besuquear a todos sus habitantes, para que le agradezcan en las urnas la atención recibida.