La prolongación de la Avenida de Logroño, por donde entran los miles
de peregrinos a nuestra hermosa ciudad, a pesar de ser Camino de Santiago,
declarado Patrimonio de la Humanidad, está hecha una auténtica pena. Da vergüenza ajena
pensar que esto es lo primero que ven los peregrinos nada más llegar a nuestra ciudad. Pero no os lo perdáis, que
después de ver esta ruina de camino, cuando en verano se dirigen hacia el Camino del
Cristo, para ir a Azofra, camino de Santo Domingo, además de ver
cantidad de solares infames y casas ruinosas, cuando quieren sentarse a
almorzar, o simplemente a descansar en la única zona verde que encuentran, nuestros
ínclitos gobernantes les tienen puestos los aspersores. Menos mal que podéis
ver la fotografía que lo demuestra, que si no pensaríais todos vosotros que no
os digo la verdad. Así que ya me diréis qué imagen se pueden llevar de nosotros los peregrinos, al abandonar nuestra
ciudad. ¡Lamentable!
Y lo que encuentran al salir, cuando quieren descansar.