Nunca ha estado tan
abandonado el Paseo de San Julián. Hasta no hace muchos años, Angelito, cuando
podaba, tenía la “mala” costumbre de barrer el Paseo, dejándolo más limpio que
la patena. Y además de eso, de cuando en cuando, extendía y apisonaba unos
cuantos camiones de tierra. Ahora mismo, además de estar lleno de trozos de
ramas de la salvaje poda, está hecho un pedregal. Y sin embargo, se encuentra
de maravilla el tramo que conduce desde el final a la compuerta del Molino de
San Julián. Es una auténtica vergüenza que mantengan en este lamentable estado
una Maravilla Natural. Por favor, ¡devuélvanle la dignidad!