Ayer fue un día glorioso. Pocas veces hemos
disfrutado tanto el día de San Pedro. A pesar de amanecer nublado y con frío,
la mañana fue despejándose poco a poco hasta quedarse un día precioso. Los
najerinos, después de zamparse el almuerzo, fueron acercándose paulatinamente
al quiosco, y las notas de las Vueltas hicieron en ellos su efecto. El
peregrinar hacia la Plaza de España se hizo con gran alborozo, y en la Calle
Mayor, como era de esperar, najerinos y Músicos se entretuvieron un poco. No
obstante, nuestros impagables Músicos -¡qué grandes son!-, nos tuvieron dando
las Vueltas en la Plaza de España hasta muy pasadas las cinco, recibiendo
luengos y estruendosos aplausos del público.
jueves, 30 de junio de 2016
¡Glorioso!
Publicado por
Eusebio Hervías del Campo
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14:30
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martes, 28 de junio de 2016
¡Que San Pedro nos proteja!
Mañana
celebraremos por todo lo alto el día de San Pedro, almorzando chuletas, dando
las Vueltas, y cantando y bailando con gran algazara por todas y cada una de
las calles de la ciudad. A buen seguro, la alegre y bulliciosa jornada será más
larga que la de San Juan, ya que en dando las tres Vueltas en la Plaza de
España, tendremos que esperar todo un año para volverlas a dar. Y eso los sanjuaneros lo saben bien, y por eso procuran no avanzar en la Calle Mayor,
para retrasar todo lo posible el final. No sé si acudirán los jóvenes de
Logroño -seguramente los lleven a Haro a la Batalla del Vino-, pero si
acudieran, quiero dejar bien claro que en poco o en nada pueden incidir en que
nos lo pasemos bien o mal. ¡En nuestras manos está! Así que, como decía mi bien
amado padre: "A la juventud pedimos/ que se sepa gobernar/ que beban y se
diviertan/ y no haya que lamentar/"…
Publicado por
Eusebio Hervías del Campo
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21:00
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lunes, 27 de junio de 2016
La Verbena de San Juan.
Bien, muy requetebién han estado
este año las alegres fiestas de San Juan. La víspera, el dueño del Bar Royalty,
don Francisco Arrieta, “llevó” la música a tocar y con este motivo los
alrededores de su establecimiento estuvieron concurridísimos de gente joven,
que disfrutó de una verdadera noche de verano y de los múltiples juguetes que
la banda municipal tocó hasta la una de la madrugada. Y amanece el día grande,
espléndido, sin que el sol caliente más que lo suficiente para que la estancia
en el paseo se haga gratísima. De mañana, las cuadrillas de gente moza
esparcidas por paseos, huertas y arboledas, hacen el rico chocolate para el
desayuno y desde este momento podemos decir que comienza la verbena de San
Juan. La música municipal lo hace poco después, tocando en el paseo y la
“juerga” comienza con todas las características verbeneras. Chicos y chicas
vestidos con trajes típicos dan un color tal de alegría, que confundidos en
alegre camaradería bailan, cantan y corren mientras la música “sopla” para que
los “morenos” disfruten la mañana de San Juan. Se termina el concierto a las
diez y la alegría sube unos puntos más, es que los jóvenes toman posiciones
para dar las vueltas alrededor del kiosco. ¡Señores qué alegría y bullicio!
chicos y grandes lo hacen sin que el cansancio les arredre y cada vez con más
bríos. Han sido muchos los que este año “maduros” para añorar sus tiempos han
“corrido” las vueltas y algunos juveniles. Y es que no se puede descongraciar a
nuestras guapas najerinas, las cuales dicharacheras, y amables le invitan a dar
las vueltas, y hay que acceder o no ir al paseo. Ha terminado la fiesta en el
paseo; la música toca de nuevo el pasodoble de la “Verbena de la Paloma” y las
rubias y morenas que de todo hay en grandes filas, del brazo de ellos, cantando
recorren varias calles de la ciudad hasta desembocar en la plaza del 9 de
septiembre, en donde de nuevo se baila para terminar la simpática mañana
sanjuanera con las vueltas. Pero no para aquí la alegría, ya que después en
nuestra primera sociedad de recreo Gran Casino, se celebra el baile de sociedad
anunciado así como en la divertida sociedad La Coral. En ambas sociedades la
animación ha sido grande, en donde hemos visto danzar a nuestras simpáticas
paisanas y guapas señoritas de fuera hasta la una. Después de haber comido
opíparamente en hoteles, casas de comidas, merenderos, y huertas, las “murgas”
recorren las calles tocando y cantando, así que la “farra” es un movimiento
continuo y una alegría inusitada hasta que de nuevo se “encierran” las alegres
jóvenes en La Coral, en donde, sin dar muestras de cansancio, charlestonean
hasta la hora de la merienda, que ellas y ellos se marchan a disfrutar al campo
hasta el anochecido, que hacen el regreso, cantando trozos de la “Verbena de la
Paloma”, para de nuevo alegrar calles y paseos, tocando la gaita, la música y
otros instrumentos de cuerda. La noche está fresquita y en el salón del Gran
Casino, que está radiante de belleza femenina, de nuevo se celebra el baile. Su
amplia terraza y demás dependencias no pueden dar albergue a tanto gentío,
haciéndose casi imposible el baile en la sala. Su conserje, don Emiliano Ruiz,
esmeradísimo en todo es felicitado por el servicio. Lo mismo ocurre en los
salones de La Coral, en donde sin cesar se rinde culto a Terpsícore, hasta la
madrugada. ¡Vaya día! Así terminó el día de San Juan, uno de los más grandes
del año, sin que se haya dado una mala nota discordante prueba inequívoca de
que los najerinos saben divertirse, haciéndole al forastero grata la estancia
entre ellos con el trato afable y cariñoso. ¡Bien por la juventud najerina!
-Extracto del artículo publicado en el periódico La
Rioja, el 24 de Junio de 1.932.-
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Eusebio Hervías del Campo
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sábado, 25 de junio de 2016
Un San Juan como los de antes.
Aunque
todo hacía presagiar que la lluvia iba a chafarnos la fiesta, ayer disfrutamos
de un San Juan como los de antes. La jornada comenzó con la llegada masiva de
jóvenes de Logroño, a pasar el día en el yerbín de la ribera derecha del río
Najerilla, y el encendido de centenares de gavillas de sarmientos para asar las
sabrosas chuletas. El cielo estaba nublado, pero la temperatura era muy buena. Por
la tarde, después de dar alrededor del quiosco las tres ansiadas Vueltas,
Músicos y sanjuaneros nos encaminamos hacia la Plaza de España, permaneciendo
impertérritos ante la lluvia que comenzó a caer justo cuando partíamos. La cosa
no fue a más, y el número de sanjuaneros fue creciendo porque, además de
incorporarse este año un buen número de jóvenes del botellón, la temperatura
era perfecta para danzar y bailar sin sudar demasiado las camisetas. Después de
casi tres horas de divina algazara, sanjuaneros y Músicos llegamos a la Plaza,
donde estos últimos, con la generosidad que les caracteriza, nos tocaron de
nuevo las tres Vueltas, y otras coplas de propina, terminando a las 17’20 horas
la juerga. Poco después, la Peña Juventud realizó un animado pasacalle, como
los que nos hacían “Los del Té de las 5” y “Los que no se rinden” en los
sanjuanes de antes, hasta llegar a La Fábrica, donde se sumaron tantos jóvenes,
que hicieron imposible seguir recorriendo las calles. Después de este alegre
pasacalle, seguimos la juerga por los disco-bares, hasta bien entrada la noche.
A esto hay que añadirle que nos reencontramos con muchos familiares que viven
fuera y este año vinieron a dar las Vueltas, que los najerinos sacamos lo mejor
que llevamos dentro, y que el comportamiento de los Músicos fue de diez. ¿Puede
pedírsele más a esta bendita fiesta?
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Eusebio Hervías del Campo
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viernes, 24 de junio de 2016
Prioridades.
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Eusebio Hervías del Campo
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jueves, 23 de junio de 2016
De cómo fueron cambiando los sanjuanes.
Desde que el difunto Paco Luis diera en
abrir la Discoteca Dino en fiestas, los sanjuanes comenzaron a cambiar
aceleradamente, perdiendo para siempre jamás, aquel encanto tan especial que los caracterizaron,
por ser unas fiestas sin igual. Ya nadie se quedaba bailando y cantando por
todas y cada una de las calles de la ciudad, hasta hacer jirones la ropa y
desgastar las zapatillas de esparto de tanto brincar, disfrutando como locos
con los sones que incansablemente nos marcaban “Matías y su gente”, “Los del Té
de las Cinco” o la inigualable cuadrilla, “Los que no se rinden”, porque, casi
sin terminar de dar las vueltas en la Plaza de España, todos los jóvenes
marchábamos a casa más que pitando, a ducharnos y a comer, para echarnos la
siesta, y, una vez repuestos del cansancio, ponernos guapos e irnos al baile a
ligar. Y así, casi sin notarlo, cuando más resplandeciente estaba el impoluto
sol del recién estrenado verano, los jóvenes de mi generación nos encontrábamos
en la penumbra de la pista de baile del Dino, bailando suelto al son de “Lluvia
de primavera”, de Bebu Silvetti, y “El sonido de Philadelphia”, de MFSB y Three
Negrees”, que eran las que siempre nos ponían los discjokey al principio, para
ir calentando, mientras los diminutos círculos -¿o eran rombos?- luminosos que
por doquier salían diseminados de la grandes bolas de cristal que iluminaban
unos potentes focos, jugueteaban con nosotros recorriéndonos todo el cuerpo sin
cesar. Cuando la cosa se iba animando, para ir tanteando si teníamos o no el
plan asegurado cuando acabara el “suelto” y comenzara el “agarrado”,
comenzábamos a echarles el ojo a algunas de las chicas nuevas que a nuestro
lado se habían puesto a bailar. Pero lo cierto es que, mientras nosotros
estábamos dentro de la discoteca intentando ligar como un domingo o día festivo
más, fuera, muchos najerinos disfrutaban de suculentas meriendas, reunidos en
envidiable hermandad, en huertas, choperas, bodegas o cualquier otro lugar,
siguiendo luego la juerga, hasta que sus cuerpos ya no pudieran aguantar más.
En alguna ocasión, estos entusiastas sanjuaneros, ni tan siquiera se iban a
comer, y, una vez terminadas las vueltas en la Plaza de España, prolongaban la
fiesta en el mismísimo río Najerilla, metidos hasta el culo en sus frías y
cristalinas aguas, con instrumentos y todo, o en la explanada de la segunda era
del castillo, como una peculiar forma de protestar. Ninguno de ellos se quitaba
el atuendo, tantas veces sudado y mojado, como secado, de tanto bailar, con el
que habían iniciado la juerga bien de mañanita, almorzando chuletas asadas al
sarmiento en el cascajo, para, al igual que nosotros, ponerse guapos e irse a
la discoteca a bailar. Y si tenías suerte y ligabas, aún llevabas bien el
haberte perdido un día tan especial. Mas si no te comías un rosco, y te ponían,
además, la canción “Torneró”, de Santo California, que era de lo más triste que
podías escuchar, sentías ganas de darte
de hostias sin parar. Ahora mismo, me consta que sin darse cuenta de ello, los
jóvenes de nuestra ciudad, en lugar de apurar todas y cada una de las horas de
estos divinos días en los que, merced a los sones de las Vueltas, que tan
metidos en la sangre llevamos, y a los lingotazos de vino que entre pecho y
espalda nos metemos en los típicos almuerzos, para poder aguantar, aflora
generosa y desnuda toda la bondad que hay en nosotros, convirtiéndonos en los
hombres más desinteresados, solidarios, juerguistas y alegres del lugar, los
están convirtiendo en unos días de botellón más, acabando así, casi por
completo, con la magia de las fiestas de San Juan. ¿Recapacitarán algún día?
¡El tiempo lo dirá!
Publicado por
Eusebio Hervías del Campo
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