de guardar el minuto de silencio
en la puerta del Ayuntamiento de Nájera por los despreciables atentados
terroristas cometidos en Bélgica, miembros de la Brigada de Obras comenzaron a
podar los hermosos magnolios que bordean la Plaza de España. Se da la
circunstancia de que dicha Plaza fue diseñada a la ligera: Ni se pensó en que
no iba a tener jamás sombra, ni en qué tipo de árboles podrían solucionar, sin
dañar a terceros, el problema. La cuestión es que, como ocurre siempre en esta
desgraciada ciudad, son los árboles los que terminan siempre convertidos en
leña.