En la travesía que une la Plaza del Mercado con la de Santiago, hay una casa abandonada que fue visitada por los vándalos que campan por nuestra ciudad a sus anchas. Al principio, el cristal de la ventana de arriba sólo tenía el hueco que dejó la pedrada; pero ahora mismo, el cristal, bien sea por los vándalos o por el viento, representa un peligro cierto. Por esa vía transitamos muchas personas todos los días, incluidos peregrinos y niñas y niños que se dirigen al colegio Nuestra Señora de La Piedad. Por consiguiente, ruego sean retirados inmediatamente por el dueño, la Brigada de Obras o los Bomberos. Y esto nos lleva de nuevo al sempiterno problema: necesitamos urgentemente que Ayuntamiento y Policía Local lleguen de una santísima vez a un acuerdo. Según están trascurriendo las cosas en nuestro país ahora mismo, si no lo hacen, quizás los echemos todas y todos de menos.