A pesar de tener
que competir con las fiestas de Tricio, Hormilla, Uruñuela… y el popular
Concierto de Hervías, más de ciento cincuenta personas acudimos a la “V
Excursión Noche de Historia y Estrellas”, que en esta ocasión contó también con
varias sorpresas. La cita fue en la Plaza de España, a las 8 de la tarde Y,
después de la foto de familia, Esther Ojeda, presidenta de Amigos de la
Historia Najerillense, comenzó a deleitarnos con sus magistrales lecciones de
Historia, en la Plaza de Navarra. A continuación, subimos hacia el Alcázar, y
allí nos contó la Historia del Alcázar, de la Ermita, del Cementerio, del
Puente que hubo en la calle “Puente de arriba, Puente de abajo” -actualmente,
Las Peñas- de las iglesias. Y fue ahí donde nos llevamos la primera sorpresa:
No había ni cardos, ni matojos, ni yerbas. Antes de comenzar el ascenso al
Castillo de La Mota, Esther dio la última explicación en el mirador de la
“segunda era”, justo encima del Alcázar, y he de decir, obligado estoy a ello,
que en cinco años, este fue el primero que los asistentes a la convocatoria de
los Amigos de la Historia Najerillense vimos en toda su plenitud el camino
hacia los viejos depósitos de agua, merced a la gran limpieza que unos días
antes realizaron miembros de la Brigada de Obras. Una vez arriba, todos dimos
buena cuenta de la merienda, mientras anochecía. Una vez anochecido, fue Víctor
Lanchares quien hizo nuestras delicias contándonos la historia de las
estrellas, incluidas sus leyendas. Cuando finalizó, nos reveló la más agradable
de las sorpresas: Si esperábamos nueve minutos, veríamos pasar el satélite
Iridium entre las estrellas. Y así fue. Justo donde él nos indicó, lo vimos
pasar con un brillo increíble. Y fue tal nuestra sorpresa, que todos aplaudimos
como niños. Después de tan agradable visión, nos dirigimos a La Salera, donde
pudimos ver en el telescopio de Víctor, el Cúmulo de Hércules, dando por
finalizada esta maravillosa experiencia.