Y me encuentro éste muerto en la
calle San Jaime. Ya ni me acuerdo del tiempo que hace que no veía un cuco por
nuestra ciudad, y cuando me topo con uno, va y está muerto. Los de mi
generación éramos bastante respetuosos con los cucos -no así con las ranas-, porque
siempre habíamos oído que eran muy beneficiosos para el campo. Cuando íbamos a
la Escuela, veíamos cantidad de ellos en el Paseo y en las choperas. Los cucos
-sapos- son muy voraces, y comen cochinillas, babosas, escarabajos, orugas,
moscas, gusanos e incluso pequeños ratones. Es una pena habérmelo encontrado
muerto.