El Paseo de San Julián
de Nájera se encuentra en unas condiciones lamentables. Jamás de los jamases ha
sufrido semejante abandono. Ni tan siquiera cuando el único jardinero y cuidador
del mismo era mi querido y admirado Ángel Mínguez. Es absolutamente intolerable
que se estén dirigiendo todos los esfuerzos a cosas banales y se estén dejando
de lado las verdaderamente perentorias para el bienestar de los najerinos,
visitantes y veraneantes. Esto no puede continuar así por más tiempo. Está bien
que recordemos el pasado. Pero sin olvidar en ningún momento el presente. Y el
nuestro es desolador, desgraciadamente.