Bien, muy requetebién han estado
este año las alegres fiestas de San Juan. La víspera, el dueño del Bar Royalty,
don Francisco Arrieta, “llevó” la música a tocar y con este motivo los
alrededores de su establecimiento estuvieron concurridísimos de gente joven,
que disfrutó de una verdadera noche de verano y de los múltiples juguetes que
la banda municipal tocó hasta la una de la madrugada. Y amanece el día grande,
espléndido, sin que el sol caliente más que lo suficiente para que la estancia
en el paseo se haga gratísima. De mañana, las cuadrillas de gente moza
esparcidas por paseos, huertas y arboledas, hacen el rico chocolate para el
desayuno y desde este momento podemos decir que comienza la verbena de San
Juan. La música municipal lo hace poco después, tocando en el paseo y la
“juerga” comienza con todas las características verbeneras. Chicos y chicas
vestidos con trajes típicos dan un color tal de alegría, que confundidos en
alegre camaradería bailan, cantan y corren mientras la música “sopla” para que
los “morenos” disfruten la mañana de San Juan. Se termina el concierto a las
diez y la alegría sube unos puntos más, es que los jóvenes toman posiciones
para dar las vueltas alrededor del kiosco. ¡Señores qué alegría y bullicio!
chicos y grandes lo hacen sin que el cansancio les arredre y cada vez con más
bríos. Han sido muchos los que este año “maduros” para añorar sus tiempos han
“corrido” las vueltas y algunos juveniles. Y es que no se puede descongraciar a
nuestras guapas najerinas, las cuales dicharacheras, y amables le invitan a dar
las vueltas, y hay que acceder o no ir al paseo. Ha terminado la fiesta en el
paseo; la música toca de nuevo el pasodoble de la “Verbena de la Paloma” y las
rubias y morenas que de todo hay en grandes filas, del brazo de ellos, cantando
recorren varias calles de la ciudad hasta desembocar en la plaza del 9 de
septiembre, en donde de nuevo se baila para terminar la simpática mañana
sanjuanera con las vueltas. Pero no para aquí la alegría, ya que después en
nuestra primera sociedad de recreo Gran Casino, se celebra el baile de sociedad
anunciado así como en la divertida sociedad La Coral. En ambas sociedades la
animación ha sido grande, en donde hemos visto danzar a nuestras simpáticas
paisanas y guapas señoritas de fuera hasta la una. Después de haber comido
opíparamente en hoteles, casas de comidas, merenderos, y huertas, las “murgas”
recorren las calles tocando y cantando, así que la “farra” es un movimiento
continuo y una alegría inusitada hasta que de nuevo se “encierran” las alegres
jóvenes en La Coral, en donde, sin dar muestras de cansancio, charlestonean
hasta la hora de la merienda, que ellas y ellos se marchan a disfrutar al campo
hasta el anochecido, que hacen el regreso, cantando trozos de la “Verbena de la
Paloma”, para de nuevo alegrar calles y paseos, tocando la gaita, la música y
otros instrumentos de cuerda. La noche está fresquita y en el salón del Gran
Casino, que está radiante de belleza femenina, de nuevo se celebra el baile. Su
amplia terraza y demás dependencias no pueden dar albergue a tanto gentío,
haciéndose casi imposible el baile en la sala. Su conserje, don Emiliano Ruiz,
esmeradísimo en todo es felicitado por el servicio. Lo mismo ocurre en los
salones de La Coral, en donde sin cesar se rinde culto a Terpsícore, hasta la
madrugada. ¡Vaya día! Así terminó el día de San Juan, uno de los más grandes
del año, sin que se haya dado una mala nota discordante prueba inequívoca de
que los najerinos saben divertirse, haciéndole al forastero grata la estancia
entre ellos con el trato afable y cariñoso. ¡Bien por la juventud najerina!
-Extracto del artículo publicado en el periódico La
Rioja, el 24 de Junio de 1.932.-