Hace treinta y seis años, recién casado con
Celia, un buen día de verano aparecí por el Mesón Duque Forte a trabajar de
camarero con Gonzalo Innerarity y Javier Monterrubio. El Mesón lo habían
abierto mi primo Ramón y el Chucho, y aunque ahora mismo está en el centro del
pueblo, en aquel entonces estaba en el culo del mundo. Sin tener ni puñetera
idea de servir -había trabajado de gasolinero, fontanero, zarramplín,
carpintero…, pero jamás de camarero-, me tuve que convertir en cuatro días en
un gran profesional, ya que ni mi primo, por problemas de salud, ni el Chucho
aparecían por allí. –Javi y Gonzalo estaban de refuerzo- Jesús Ibáñez
Monterrubio, que así se llamaba hasta hoy el Chucho, era un artista en el arte
del escaqueo. ¡Ya le hubiese gustado hacer esos regates a su admirado Pep Guardiola! La
cuestión es que, sin entrar en detalles -en mi libro “Recuerdos de Juventud” lo
leeréis- el Chucho, Gonzalito y yo fuimos grandes Amigos, y tras vivir el
primer “Día de La Rioja” -se celebró el 8 de Octubre de 1978-, el Mesón se
convirtió en “La Casa del Pueblo”. Allí acudían los de la ORT, los del PC, los
del Club Juvenil Malpica… ¡Aquello era la hostia! En el Mesón podías ver a mi
querido y recordado Matías Ojeda tocando con su inseparable saxofón la
Internacional; a Ricardo, fotri, Santi, Calderón, Chema, Figu, Seve, Dueñas, el
tipo…, preparando verbenas, conciertos y temas para la Revista Malpica; a Damián Santamaría y su cuadrilla; a
Jampriana y a su amigo Quico; a Carlos Muntión intentando crear un grupo
ecologista; a Demetrio Guinea ideando su Revista Rayuela; al Comité Central de
la ORT de La Rioja; a la jovencísima cuadrilla de Alvarito; a Javi Nalda; a
Geni con su personalísima indumentaria… Pero lo que yo quería deciros hoy, es
que la muerte del Chucho me ha dolido mucho. ¡Muchísimo! Primero, porque era
muy joven y muy buen najerino. Y segundo, porque fue mi Amigo. Pero me ha
dolido mucho también, porque la torpe Parca se lo ha llevado consigo sin que
pudiera ver su sueño cumplido, por culpa de una caterva de políticos
vengativos. ¡Descansa en Paz, Amigo mío!