Los feriantes han estado haciéndose los suecos a ver si al señor Alcalde se le ablandaba el corazón y les dejaba ganarse unos euros estas fiestas, pero han descubierto que no; que tenían que abandonar nuestra ciudad sin falta hoy. Han sido numerosos los padres que se han quejado por esta inextricable decisión, pero, tal y como demuestra a diario con todo y con todos, a su sí no hay no.