El pasado viernes, 13 de Junio, festividad de San Antonio de Padua, pude
comprobar que las Vueltas de San Juan tienen cuerda para rato. A pesar de que a
esa misma hora jugaba España el primer partido del Mundial, el Paseo estaba a
rebosar de savia nueva disfrutando de las primeras Vueltas de San Juan. Aunque
también había personas mayores, la inmensa mayoría eran niños de uno, dos,
tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez años, que, tocados de
petos y ropajes al uso, nos daban una lección de cómo se dan las Vueltas.
Cuando abandoné el Paseo, pletórico de alegría, cometí el error de dirigirme al
Kien a ver el partido de “la roja”, y toda mi alegría se transformó en
vergüenza. ¡En qué hora!