Cuando nuestros conspicuos gobernantes rechazaron la generosa oferta
del Gobierno central de pagar sus deudas a cambio de que efectuaran recortes en
el Ayuntamiento de Nájera -léase quitar los liberados-, y prefirieron
privatizar el agua para pagar la piscina cubierta, no tenían ni idea de la
que se nos venía encima. De momento, los
encargados de regar el Paseo y las zonas verdes de Nájera llevan un contador en
la manguera para, según dicen, saber el agua que se emplea. Pero todos
sabemos que más pronto que tarde, eso habrá que pagarlo a tocateja. Esto, con
ser de chiste, que lo es –aunque maldita la gracia que tiene-, no es nada con
lo que os voy a preguntar ahora: ¿os
imagináis a los bomberos, cuando acudan raudos y veloces a apagar un incendio,
enganchando el contador a las mangueras? ¡Solo pensarlo causa vergüenza ajena!