Cuando vi que estaban
derribando los dos edificios de Arrabal de la Estrella, pensé que era una buena
ocasión para dignificar un poco la infame imagen que les ofrecemos a los
forasteros que acceden a nuestra ciudad por Peñaescalera. Pero está visto que,
a pesar de mi avanzada edad, sigo siendo un iluso. Han sido muchas las veces
que he comentado que si yo me dirigiera a una ciudad a pasar un fin de semana o
unos días de vacaciones, y me encontrara con la imagen que ofrece Arrabal de la
Estrella, pasaría de largo y me dirigiría a otra cualquiera. Nuestra ciudad
está pidiendo a gritos que algún Ayuntamiento, sea del signo que sea, afronte
este grave problema de una vez, y dedique el tiempo y el esfuerzo necesarios para
dejar la entrada completamente nueva. Levantar la calle entera, adecuarla a las necesidades, derribar las
casetas, ajardinar la zona, rehabilitar las viviendas, y cerrar los solares con
tapia de obra. Esto no es necesario hacerlo en seis meses, ni en doce, ni en
veinticuatro, ni tan siquiera en una legislatura. Pero hay que comenzar a
hacerlo. Y, una vez terminado, comenzar en otra zona. De no hacerlo así, todo
lo que hagamos en Nájera, será una broma.