Bajo la sombra de los añosos
plátanos, bailamos y brincamos cada año, al ritmo de las mágicas “Vueltas”, y
del castizo “¡Ay, Viriato!” Escenario de tierra gloriosa, sobre la que,
felizmente hermanados, bailaron nuestros antepasados. Escenario de tierra callada, donde
nacieron tantos amoríos de verano. Escenario de tierra despreciada, por los que
nunca fueron niños. Por los que siempre fueron ancianos. “¡Ya llegamos, ya
llegamos, ya!”, Amigo Carlos. “¡Ya
llegamos, ya llegamos ya!”, para que goces más que nunca, en honor a tu
bienamado padre Fernando.