Otro acuerdo de la anterior Junta de
Gobierno Local incumplido -¿si no tenían
a ningún miembro de la oposición en la Junta, por qué coño acordaban cosas a
sabiendas de que no las iban a ejecutar?-, es el derribo de la casa de la calle Cantarranas -¡qué nombre tan
bonito!- que tan deplorable imagen ofrece de nuestra ciudad. En esta ocasión,
aunque solo tenían que cruzar la pasarela, hacer una llamada de teléfono o
enviar una notificación oficial, nuestros ineptos exgobernantes, a pesar de
tener tres liberados que cobraban un dineral, tampoco tuvieron tiempo de
poderla ejecutar. ¡Líbrennos, pues, los
nuevos gobernantes, de esta ignominia con la que quisieron potenciar
turísticamente nuestra ciudad!