Esta no es la
advertencia de una mujer que está hasta los ovarios de que algunos babosos le “metan
mano”. Es de la pasarela del río Najerilla, en la rampa en la que al subir para
dirigirse a la Calle Mayor tienen que agarrarse cojos y ancianos. Es una auténtica
vergüenza que cosas tan elementales sean obviadas por nuestros indolentes
mandatarios.