Deseo de todo corazón que ningún niño se encuentre hoy el zapatito vacío.
LAS ABARCAS DESIERTASPor el cinco de enero,cada enero poníami calzado cabreroa la ventana fría.Y encontraban los días,que derriban las puertas,mis abarcas vacías,mis abarcas desiertas.Nunca tuve zapatos,ni trajes, ni palabras:siempre tuve regatos,siempre penas y cabras.Me vistió la pobreza,me lamió el cuerpo el río,y del pie a la cabezapasto fui del rocío.Por el cinco de enero,para el seis, yo queríaque fuera el mundo enterouna juguetería.Y al andar la alboradaremoviendo las huertas,mis abarcas sin nada,mis abarcas desiertas.Ningún rey coronadotuvo pie, tuvo ganapara ver el calzadode mi pobre ventana.Toda la gente de trono,toda gente de botasse rió con enconode mis abarcas rotas.Rabié de llanto, hastacubrir de sal mi piel,por un mundo de pastay un mundo de miel.Por el cinco de enero,de la majada míami calzado cabreroa la escarcha salía.Y hacia el seis, mis miradashallaban en sus puertasmis abarcas heladas,mis abarcas desiertas.MIGUEL HERNÁNDEZ.
Yo te hubiese regalado una cuerda
¡Ya sé que los canallas actuáis así!
Jjjj canalla y piojoso tu. Que por eso te quiere tanto la gente en el pueblo
¿Y cómo te contesto a ti, alma de cántaro? ¿Como lo haría con una persona o como te mereces? Porque tu comentario, cantamañanas, sólo se merece esto: ¡Sobre todo tu madre!
No pierdas el tiempo con bastardos extremistas, en los pueblos nos conocemos todos. Que no se calle el cantor
¿Qué está ocurriendo en Nájera? ¿Por qué todo el mundo ha enmudecido? ¿Me he perdido algo? ¿Existe un conciliábulo?
8 comentarios:
Deseo de todo corazón que ningún niño se encuentre hoy el zapatito vacío.
LAS ABARCAS DESIERTAS
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.
Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.
MIGUEL HERNÁNDEZ.
Yo te hubiese regalado una cuerda
¡Ya sé que los canallas actuáis así!
Jjjj canalla y piojoso tu. Que por eso te quiere tanto la gente en el pueblo
¿Y cómo te contesto a ti, alma de cántaro? ¿Como lo haría con una persona o como te mereces? Porque tu comentario, cantamañanas, sólo se merece esto: ¡Sobre todo tu madre!
No pierdas el tiempo con bastardos extremistas, en los pueblos nos conocemos todos. Que no se calle el cantor
¿Qué está ocurriendo en Nájera? ¿Por qué todo el mundo ha enmudecido? ¿Me he perdido algo? ¿Existe un conciliábulo?
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