«AJO Y
AGUA»
Las elecciones
autonómicas y municipales del 24 de mayo han supuesto una agradecible bocanada
de aire fresco en toda España y un severo aviso al Partido Popular de que, si
persiste la actual tendencia, será desalojado del Gobierno antes de que finalice este 2015.
Aquí en La Rioja, donde los populares llevaban
mucho tiempo amarrados a las ubres de la vaca, el descalabro no ha sido tan
drástico como auguraban algunas encuestas, pero sí lo bastante significativo
como para apear del poder a varios de sus alcaldes a quienes ya les colgaban
las telarañas de sus conformistas posaderas. El Popular ha vuelto a ser entre
nosotros el Partido más votado, pero afortunadamente la aritmética electoral ha
permitido ensayar diferentes combinaciones entre otros grupos políticos, que en
varios casos han supuesto dejar a los populares calentado el banco de la oposición para los próximos
cuatro años.
Arnedo, Haro, Nájera, Santo Domingo
de la Calzada y Cervera del Río Alhama son las cabeceras de partido donde los
populares han sido desalojados del poder y pasado a la oposición. En el caso de
Arnedo porque los socialistas obtuvieron directamente la mayoría absoluta, y en
los otros cuatro porque a los socialistas terminaron sumándose los concejales
de otros partidos para conformar una mayoría suficiente que les permitiera dar
puerta a los populares. Esta situación se plasmó el sábado día 13 de junio,
momento en que los alcaldes salientes hicieron gala de una deportividad y una
elegancia dignas de encomio, cediendo sin aspavientos los trastos de torear a
quienes venían a recogerlos y a ocupar los despachos y sillones que hasta
entonces habían ocupado ellos. Pero claro, una cosa es que alguien tenga la
presencia de ánimo suficiente como para saber disimular en público el escozor
que le produce la aceptación de la derrota, y otra muy distinta que el vacío y
la melancolía se adueñen de su ánimo y que tarde semanas o meses en asimilarlo
y superar su frustración y su rencor contra quienes han venido a desposeerle de
lo que él consideraba de su propiedad.
El lunes día 15, un día y medio
después de que se hiciera efectivo su desalojo del poder, dos de estos
exalcaldes llamaron por teléfono al presidente del Gobierno de La Rioja en
funciones para darle las gracias y despedirse de él. Se trataba de Javier
Azpeitia, de Santo Domingo de la Calzada, que sólo había permanecido cuatro
años al frente de su Consistorio y ahora debía ceder el relevo al carismático y
listísimo Agustín García Metola, y del siempre caballeroso y educado Juan
Antonio Abad, que cedía la alcaldía de Arnedo al joven Javier García Ibáñez.
Otros dos exalcaldes prefirieron viajar a Logroño con el propósito de ver personalmente
a Pedro Sanz, presentarle sus respetos, manifestar al presidente en funciones
su adhesión inquebrantable y recibir de él unas migajas de consuelo y una
palmadita en la espalda que les ayudara a superar el doloroso trance por el que
estaban pasando.
El primero en asomar el hocico por el palacete
de Vara de Rey fue Patricio Capellán, exalcalde de Haro, un dinosaurio
proveniente del cretácico, con veintisiete años de ejercicio del poder
municipal a sus espaldas, los once últimos de una tacada, un tipo autoritario,
de mucho ordeno y mando y de los de «a mi sí que no haya no». El exalcalde
entró en la sede del Gobierno riojano bufando y echando pestes. Se quejaba de
que la suya había sido la lista más votada y que los otros partidos habían
hecho una sucia componenda ignorando la voluntad de los jarreros y birlándole a
él la alcaldía mediante una coalición contra natura. Pero Capellán se
equivocaba en sus apreciaciones. Las elecciones autonómicas y municipales son
elecciones indirectas en las que los votantes eligen diputados y concejales, no
presidentes y alcaldes. Los presidentes del Gobierno Autonómico y los alcaldes
de las diferentes Corporaciones los eligen posteriormente los diputados
provinciales y los concejales, y cualquier combinación que arroje una suma de
votos que suponga mayoría absoluta es de una legitimidad tan irreprochable como
que un solo partido ocupe la poltrona tras obtener él solo la mitad más uno de
los diputados y/o concejales.
El presidente en funciones del Gobierno autonómico, Pedro
Sanz, dejó que su correligionario Capellán se desahogara un rato y largara
sapos y culebras, antes palmearle la espalda tratando de calmarlo.
- Vamos, vamos, Patricio, que
tampoco hay que ponerse así, hombre. Tú ya has ejercido el poder en Haro
durante más de un cuarto de siglo y tienes que superar las contrariedades cuando
las cosas vienen mal dadas. Que ya vas teniendo una edad y no te convienen para
nada estos sofocos. Hazme caso: olvídate de todos estos sinsabores y vete a
Inglaterra a pasar una semanita con tu hijo Gonzalo. Ya verás que bien te
sienta. ¡Vas a venir como nuevo!
- Sí, hombre una semanita en Inglaterra: ¡Y
una mierda pinchada en un palo! Con la mala leche que tengo, que no me aguanto
ni yo mismo, estoy como para irme a ninguna parte. ¡Ni tampoco hostias! Ah,
pero eso sí, ¿eh?, a los puñeteros socialistas de Laura Rivado y a los miserables
traidores del Partido Riojano ni agua. En cuanto cojas otra vez las riendas del
poder y formes nuevo Gobierno, haz que no paren de lloverles las piñatas a esos
novatos más chulos que la madre que los parió, que no sé quién coño se han
creído que son. ¡Tiparracos!
Pedro Sanz no tenía el cuerpo para muchas
alegrías. Las exigencias de Ciudadanos y el hecho de no contar con la habitual
mayoría absoluta que durante los últimos veinte años le ha permitido gobernar a
sus anchas y sin estar obligado a dar cuentas a nadie, le tenían esa mañana
algo bajo de moral. El político de Igea estaba sopesando la posibilidad de
renunciar a presidir el Gobierno de La Rioja por sexta vez consecutiva, aunque,
eso sí, reservándose la presidencia del Partido para seguir mangoneando a su gusto desde la trastienda.
Patricio Capellán no paraba de despotricar
contra todo y contra todos. ¡Qué lejos
quedaban sus palabras de aceptación y de buenas intenciones, cuando manifestó aquello
de «Les deseo suerte porque quiero lo mejor para Haro»! Habían pasado menos de
dos días y ahora le asomaba el verdadero energúmeno que llevaba agazapado en sus
tripas desde el primer día. Once años antes le había puesto palos en la rueda a
otra socialista, la demasiado joven y demasiado tierna Lidia Rojas, y ahora ya
estaba maquinando hacerle lo mismo a la recién llegada y voluntariosa Laura
Rivado. Pero esta vez lo tendrá más difícil, porque mientras tanto se ha ido
haciendo mayor y sus adversarios políticos se saben de memoria sus mañas y su
deplorable estilo de hacer política y no le van a permitir que siembre la discordia entre ellos con sus
malas artes de costumbre.
A media mañana, la que compareció en
el palacete de Vara de Rey fue Marta Martínez, exalcaldesa de Nájera. Oradora
más que aceptable, con un discurso capaz de ocultar sus muchas carencias
culturales, sobre todo la referida a su escandaloso desconocimiento de la
historia de su ciudad, a Marta los catorce años seguidos ejerciendo como
alcaldesa le han ido cambiando el carácter y alterado su escala de valores,
hasta convertirla en una engreída y una intolerante de mucho preocupar. En
realidad, no sólo se le fue subiendo el cargo a la cabeza induciéndola a actuar
con un escandaloso sectarismo y una despreciable prepotencia, sino que además no
tuvo el menor escrúpulo a la hora de utilizar el dinero público para llevar a
cabo sus venganzas y ajustes de cuentas personales contra determinados
colectivos, como es el caso de Amigos de la Historia Najerillense, a quienes ha
negado reiteradamente cualquier ayuda para realizar unas Semanas de Estudios
Medievales que este 2015 cumplen sus primeros veinticinco años de vida. La
vileza de Marta Martínez y su inocultable rencor contra los Amigos llegó hasta
el punto de sacarse de la manga unos Encuentros Internacionales del Medievo con
la insana intención de causarles a los otros el mayor daño posible, aunque la
maniobra le salió rematadamente mal. Y siempre, a la hora de cometer sus
atropellos y realizar sus indignas fechorías, contando con el beneplácito y la
complicidad de un Pedro Sanz que jamás ha actuado como presidente de todos los
riojanos sino sólo de los simpatizantes y votantes del Partido Popular. Como
tonta no es, Marta ha estado alimentando su caladero de votos durante todos
estos años, un caladero que se ha nutrido, entre otros, de los integrantes del
sector de mueble, del Club Taurino, de los ancianos y sus familias, de los
gitanos, de los integrantes de las peñas y de las amas de casa. Ahora, la pobre
chica se descuelga con declaraciones grimosas y dice que le da mucha pena que
Jonás Olarte, Enrique Acha y los nuevos ediles que mandan en el Ayuntamiento pretendan
llevar a cabo una auditoría para conocer de primera mano cuál es la situación
del Consistorio. ¡A esta chica le parece mal que los nuevos responsables
quieran saber qué tienen, qué deben y cómo están las finanzas municipales!
¿Habrase visto desfachatez mayor? Valoren este detalle: cuando a media mañana
Marta y algunos de sus concejales pasaban al bar de las hermanas Jiménez
Betolaza a tomar un tentempié, parece que el sistema habitual era pedirles que
cargaran las consumiciones a la cuenta del Ayuntamiento. Si Marta y sus
secuaces eran capaces de hacer eso cada día, cargando sus vinos, sus cervezas y
sus tapas al erario público, imaginen qué no podrá salir a la luz, después de haber
actuado durante tantos años sin ninguna clase de control.
El lunes pasado, Marta se trasladó a
Logroño con Paquita Mendiola, porque la exalcaldesa no tiene coche ni carné de
conducir. En esta ocasión, Paquita prefirió quedarse fuera y dejar que Marta se
viera a solas con Pedro Sanz. En cuanto entró en el despacho, la exalcaldesa de
Nájera se arrojó a los brazos del presidente en funciones y rompió a llorar.
- ¡Ay,
tito Pedro, qué disgusto tan grande tengo! Me han quitado la alcaldía como se
le quita su juguete preferido a un niño pequeño. ¡Así les parta un rayo a todos
esos rojos! En cuanto formes nuevo gobierno y te sea posible tienes que
apretarles las clavijas a esos tipos, negarles el pan y la sal y cerrarles el
grifo del dinero para que sepan lo que es bueno. ¡Los muy miserables! ¿Pues no
se han coaligado cuatro grupos distintos, hijo cada uno de su padre y de su
madre, sólo para echarme a mí de la alcaldía? A eso se llama no respetar la
voluntad de los najerinos. A eso se llama traición, latrocinio, canallada, enjuague
y cosas mucho peores. ¡Una vergüenza es
lo que es! ¡Una marranada!
Ya hemos dicho que Pedro Sanz no estaba esa
mañana en su mejor momento, pero aun así, y pese a todo, trató de consolar a
Marta, una de sus chicas preferidas y por la que sentía una debilidad casi, casi paterno-filial.
- Bueno, Martita, no nos pongamos
derrotistas. Ya me imagino que habrá
sido un palo para ti, pero ¿qué quieres? ¡Arriba ese ánimo, que no se ha
hundido el mundo! -le dijo él, hablándole muy cerca del oído.
Marta, que no se esperaba esta
reacción, se deshizo del abrazo de su mentor, echó el cuerpo hacia atrás y miró
a Pedro Sanz de arriba a abajo.
- ¿Te pasa algo, presidente?
Pedro Sanz quiso esbozar una
sonrisa, pero ésta se transformó en la mueca de alguien que está dolorosamente estreñido.
Luego se pasó la mano por la frente, se dirigió a su mesa, ocupó el sillón
presidencial e invitó a Marta a tomar asiento al otro lado de la mesa.
- Anda, siéntate ahí y vamos a
tratar de relajarnos. Los dos.
La exalcaldesa de Nájera ocupó el
asiento que le indicaba Pedro Sanz y cruzó los dedos, en espera de que su
interlocutor hablara. Él había cerrado los ojos y reclinado el cuerpo hacia
atrás. Marta lo observó y notó que tenía un aspecto fatigado, como de no haber
dormido bien. Entonces comprendió que la situación del presidente en funciones
tampoco era muy halagüeña y que quizá no debería haberse presentado en Logroño
esa mañana de lunes, cuando las negociaciones con Ciudadanos no habían
concluido todavía. No. No era el mejor momento.
- Mira, Marta -empezó diciendo Pedro
Sanz-, te voy a hablar con el corazón con la mano y desde el aprecio personal
que te tengo. La hostia que nos han dado estos riojanos ingratos no ha sido tan
fuerte como preveían los más agoreros, pero es evidente que nos ha hecho pupa y
nos ha causado algunos destrozos. Y a las evidencias me remito: tú y yo somos
dos víctimas de lo sucedido el día 24 de mayo. Aquí todos hemos pagado las
consecuencias de la nefasta política del sinsorgo de Mariano, así se caiga por
el agujero del váter una y mil veces, que yo tiraré de la cadena otras dos mil
más si hace falta… Pero bueno, a lo que vamos. Quiero pedirte que te relajes y
que no hagas mala sangre. Déjales a su aire a esos del cuatripartito, que ellos
solos se ahorcarán. Yo creo que en menos de un año se estarán tirando los
trastos a la cabeza, ya lo verás. Tú hazme caso a mí y estate tranquila, que lo
más seguro es que antes del 2019 vuelvas a ser alcaldesa de Nájera.
A Marta se le pusieron los ojos como platos.
- ¿Tú crees, presidente?
- Sí, sí lo creo. Lo creo firmemente. Pero no
pienses en eso ahora y trata de vivir una vida al margen, si es posible, de la
política. Haz deporte, viaja, aliméntate bien y recupera algunos kilos, que
ahora te has quedado demasiado delgada y con un aspecto que no te favorece
nada. ¿Estamos? Y mira, haz cosas distintas. Por ejemplo el carné. Sácate el carné de conducir.
- Ya estoy en ello, presidente.
- Y
estudia la historia de Nájera, que ese es un flanco que tienes descubierto
desde hace años y por ahí te atacan siempre quienes te quieren mal. No puedes
ponerte tú sola en evidencia y mostrar esa ignorancia sobre las cosas de tu
pueblo. Y bueno, si me lo permites y no
es meterme donde no me llaman, también
quisiera decirte que…, bien, recomendarte que….
- ¿Sí,
presidente?
- Bueno, vale: que te eches un
novio, que te cases y crees una familia. ¡Ea, ya lo he dicho!
- ¡Ay presidente, ya me gustaría,
ya, pero está claro que no tengo buena mano con los hombres. Los que se me acercan, o son curas o son
homosexuales. ¡Tengo la negra!
- Bueno, pero tú sigue intentándolo,
¿eh? Ya sé que la política supone mucho para quienes, como nosotros, la
llevamos en la sangre, pero tampoco
puede significarlo absolutamente todo. Que uno piensa que el momio le va a
durar toda la vida y luego llegan unas elecciones, las cosas no salen como
esperaba y de pronto se ve zarandeado por los peores vientos y tempestades.
- Lo que yo no sé ahora es de dónde
voy a sacar dinero para pagar la hipoteca de mi casa. Igual me tienes que
montar un despachito como hiciste con Antonio García Manzanares y con Esther
Vargas cuando dejaron la alcaldía. Pero algo suave, ¿eh? Algo que no me exija
mucho esfuerzo, que estoy desentrenada. Y que no sea muy complicado, porque yo,
en realidad, si lo pienso ahora, me doy cuenta de que no sé hacer nada, salvo
ejercer de alcaldesa. Y no me saques de ahí. Bueno, también puedo manejarme un
poco con el ordenador: las redes sociales, Internet, bajarme música, alguna
película y en este plan.
En el rostro de Pedro Sanz se dibujó
una sonrisa melancólica.
- Las cosas han cambiado mucho,
Marta. Ahora tenemos al lado a estos nuevos inquisidores de Podemos y
Ciudadanos que no nos van a dejar ni respirar. Me temo que ya no vamos a tener nada
fácil sacarnos cargos y sinecuras de la manga, como hacíamos antes, para
favorecer a los nuestros. De eso ya hemos pasado página y no tiene vuelta
atrás. Tú lo que debes hacer ahora es preparar los papeles para que puedas
cobrar el paro los próximos dos años. Mientras tanto, ya se irá despejando la
situación. Lo malo va a ser si en noviembre perdemos las elecciones generales.
Si eso sucede, Dios no lo quiera, serán muchos de los nuestros los que irán a
la calle y pasarán a engrosar las filas del paro. ¡Menudo panorama! Solo de
pensarlo se me abren las carnes. Y no sólo eso. Los que vengan lo harán con
ganas de darnos estopa, de hacernos pagar todos nuestros errores, nuestros
abusos y nuestras corruptelas. Va a ser así. Lo veo claro. De modo que hay que
ir pensando en el futuro más inmediato. Sí, sí. Que tendría guasa que después
de haber trabajado tanto por La Rioja y los riojanos nos viéramos en la calle, con el trasero al aire,
como quien dice. Joder, joder. Eso sería una hecatombe sin paliativos, una
enorme desgracia, como un castigo del cielo. Pero no nos lo merecemos, ¿verdad
que no? Hombre, seguro que algunas cosas no las habremos hecho bien, y me
incluyo yo mismo, pero tantas, tantas como ahora nos reprochan…
Marta Martinez notó que el
presidente se iba agitando y poniendo nervioso
por momentos. Tanto que acabó por transmitirle a ella misma ese desasosiego
galopante que dominaba su cuerpo y le hacía temblar su generosa papada. La
exalcaldesa de Nájera pensó que era mejor concluir la entrevista y regresar a
su ciudad. Como los que están en trance de muerte, que dicen que a veces ven pasar
por delante, como en un fogonazo, todas las imágenes de su vida condensadas en
apenas tres o cuatro segundos, ella vio ante sí lo que había sido su paso por
la alcaldía de Nájera, los atropellos que había cometido, las dejaciones, las
calles sin arreglar, los ignominiosos parches de cemento en la Calle Mayor, el
casco antiguo dejado de la mano de Dios, las conferencias y excursiones organizadas
por los Amigos de la Historia Najerillense a las que nunca había asistido, los
conciertos de La Orden de la Terraza despreciados, el pasado histórico de su
ciudad ignorado, las zancadillas puestas a Jesús Ibáñez Monterrubio en su empeño
de arreglar el antiguo convento de San Francisco fundado por Antonio Manrique
de Lara y hacer en él un gran hotel, los cambalaches, los sueldos abusivos de
los liberados, los tránsfugas acogidos entre sus filas, las torpezas sin fin,
los desaguisados, las trampas, las normas urbanísticas incumplidas con su
aquiescencia cómplice, el endeudamiento irrespirable del Consistorio, los simpatizantes
colocados a dedo, los numerosos parados sin opción alguna para tratar de salir
del agujero… Tantos y tantos errores perpetrados desde la soberbia y la
altanería, que se sintió desfallecer y notó que le faltaba el aire. Pedro Sanz
se había puesto en pie y la miraba con ojos extraviados, pero no hacía nada por
ayudarla. Seguía hablando él solo, como un personaje tronado que hubiera perdido
el juicio y desbarrase sin remedio. Mientras tanto, en la vieja y castigada Nájera
los ediles recién llegados se reunían para tomar las primeras decisiones y tratar
de poner de nuevo en marcha la ciudad derrotada, machacada y caída en desgracia,
que aguardaba un nuevo golpe de timón que produjera un viraje y un cambio de
rumbo hacia nuevos horizontes cargados de esperanza.
Sempronio Graco (Demetrio Guinea) FIN DE LA SERIE
2 comentarios:
Justo en el clavo..
Percibo ,veo,y saco en conclusion q la gente cuando lleva tiempo se cree con derechos .....
Imaginarios. Les dimos su oportunidad y eusebio muchas cosas q cuentas son la pura ydura realidad contada a su manera q poco se equivoca yo un anonimo le apoyo porque gracias a el q siempre esta ahy como una mosca cojonera para q mucha gente q se creen q son los mas listos les pare los pies
Es un año d cambios y son buenos, de echo e cambiado d mecanico ,d seguro d albañil y me a
Ido todo bastante mejor y m e ahorrado pasta
Nada q nos cuenten lo q quieran con dos cojones pa lante. Y sin miedo.
Q se acojonen ellos
El pueblo unido jamas sera vencido....
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