Con dinero (ajeno) no se limpia el alma.

   Este año, efectivamente, ha habido un desencuentro con el sangrante tema de la atención a los temporeros. Pero dicho desencuentro no ha sido entre Cáritas y voluntarios municipales, tal y como dice hoy el periódico, sino entre Cáritas y voluntarios anónimos najerinos. El Ayuntamiento, insisto una vez más, no ha colaborado absolutamente en nada. Bueno, en algo sí: En despreciar vil y miserablemente a estas pobres gentes que vienen a nuestra ciudad en busca de trabajo y de un poco de calor humano, negándoles, no solo un techo donde poder dormir a cubierto, sino un cuartucho de mala muerte donde poder guardar, mientras trabajaban, sus humildes pertenencias. El verdadero problema ha surgido cuando, una vez terminada, o a punto de terminar la vendimia, el medio centenar de temporeros que no ha tenido la fortuna de trabajar en ella, se encuentra con que no tiene dinero ni para coger un autobús que lo traslade a otras tierras en las que volver a probar fortuna, ya sea en la fruta de invierno, ya en invernaderos, ya en la aceituna… Ni tan siquiera para regresar a sus países con sus familias, con la moral destrozada y las alforjas vacías. Y yo, respetando escrupulosamente todas las opiniones (por si alguien lo duda soy miembro de Cáritas), creo que ahora mismo no tiene sentido seguir dándoles de comer y de cenar a los que quedan, porque ya no existe ninguna esperanza de que puedan encontrar trabajo. Por lo que, a mi humilde parecer, aunque solo sea por no seguir viéndolos dormir en el puñetero suelo con estas temperaturas tan bajas (por caridad humana), el dinero existente de donaciones debería emplearse en ayudarles a abandonar cuanto antes esta insolidaria y asquerosa ciudad. Y digo insolidaria y asquerosa ciudad, porque, salvo un pequeño grupo de najerinos que se merecen el Cielo, con mayúscula, el resto no nos implicamos ni tan siquiera en decirles a estos desalmados que nos gobiernan; los que despectivamente nos dicen: “Llevároslos a vuestras casas”, que nuestras casas son el Pabellón Multiusos, los Polideportivos, el Frontón, el viejo Centro de Salud y todos los edificios municipales, ya que han sido construidos con nuestros impuestos y con nuestras tasas. Y el dinero con el que pagaron la despreciable, ruin, mezquina, ignominiosa y asquerosa fotografía que se hicieron en el Ayuntamiento, podrá servir para mil cosas (ya dije que Cáritas tiene muchos frentes que cubrir), pero nunca para lavarse las manos como Pilatos. ¡Y mucho menos el alma! Así que, el día que tengan corazón (me refiero a la gentuza que nos gobierna), si es que llegan a tenerlo alguna vez, morirán todos en el acto de un infarto. Porque para sufrir un infarto, depravados gobernantes, es menester tener corazón. Y para finalizar, decir que el mejor favor que le podemos hacer todos al eximio franciscano, es no nombrarlo en este tema. Olvidarlo. 
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