sábado, 11 de diciembre de 2021

¡Por fin!

Después de media docena de años denunciando la peligrosa situación del añoso plátano muerto que preside el segundo Paseo de San Julián, el que va desde la carretera del tercer puente hasta la compuerta del molino del mismo nombre, nuestros gobernantes han caído en la cuenta de que algo había que hacer con él. Según parece, en lugar de talarlo, han decidido descargarlo de sus pesadas ramas para hacer una escultura en su tronco. Me alegra mucho esta postura: sería un gran error haberlo perdido del todo. Pero me preocupa, empero, el tipo de escultura que vayan a hacer. Espero que sea alusiva a ese maravilloso entorno que nuestros antepasados nos legaron para que nosotros, a su vez, se lo leguemos a nuestros descendientes, cuidado y mejorado, a pesar de haberle robado ya una parte muy importante de arbolado. Y mi preocupación no es infundada: para nuestros gobernantes, la Naturaleza nunca ha sido un bien a proteger.